Victoriano
Huerta Ortega
Nació en Colotlán, Jalisco, el 22 de Diciembre de 1850, según consta
en el libro de registro de bautismos de la notaría parroquial de esta ciudad .Presidente de facto de México entre 1913 y 1914.
Victoriano
Huerta se instaló en el Palacio Nacional el 20 de Febrero y Pascual Orozco,
anteriormente combatido por el >presidente de facto<, decidió sumarse a
sus filas (4000 hombres que comandaba), lo que motivo a los zapatistas a romper
una vieja alianza establecida con él. La situación en el estado de Morelos se
modificó, pues las tropas que habían mantenido buenas relaciones con Orozco no
aceptaron que Huerta y, ante ello, se reorganizaron: le dieron al alto mando de
carácter de Junta Revolucionaria del Centro y Sur de la República, con Zapata
al frente y Manuel Palafox de secretario, asimismo reglamentaron un ejército
que les permitió incursionar en los alrededores de la Cuidad de México.
Huerta
se aferraba al poder e iniciaba una administración caracterizada por la
represión. Solo un mes después de su ascenso a la presidencia, desde Coahuila,
Venustiano Carranza llamo a desconocer cualquier autoridad surgida, o avalada
por los asesinos del presidente Madero, bajo lo que se firmó como el Plan de
Guadalupe.
Nuevamente
desde el norte del país surgía la lucha contra un dictador con un documento que
dejaba claro sus acuerdo básicos: rechazo a Huerta y a quienes lo secundaran a
nivel de los Poderes Legislativo y Judicial, país como a los gobernadores que
no lo repudiaran y garantía de elecciones presidenciales cuando llegara al
triunfo de los revolucionaros. El Plan reconocía a Carranza como –Primer Jefe Del Ejército
Constitucionalista- y estipulo que al triunfo se nombraría u presidente
interino-Carranza o quien lo sustituyese en el mando que convocaría a
elecciones.
Desde
Abril de 1913 el llamado de Carranza recibía respuestas afirmativas de antiguos
revolucionarios. Poco a poco el nuevo ejército comenzaba formarse a agruparse
para sustentar el Plan de Guadalupe.
El
movimiento contra Huerta de Carranza, se proclamaba en defensa de la Constitución
y lucharía por que la vida política del país se rigiera por tal normatividad.
El constitucionalismo había surgido.
Luego
apareció en Chihuahua Francisco Villa, quien estuvo a punto de ser fusilado por
órdenes de Huerta.
En pocos días la revolución contra Huerta
empezaba a estructurarse.
Woodrow
Wilson, presidente de los Estados Unidos que sustituía a William Taft en esos
primeros meses de 1913, le pidió su renuncia al embajador Henry pretensión de
obligar a Huerta a renunciar, pues no estaba de acuerdo a conocer un gobierno
emanado de un golpe de estado. Como medida de presión el gobierno
estadounidense decreto ni permitir la exportación de armas a México. De esta
forma Victoriano Huerta veía crecer las fuerzas contrarias a su gobierno desde dentro
y fuera del país.
Durante su corto mandato como Presidente,
Victoriano Huerta se encargó de quitar de las secretarías de Estado a quienes
respaldaban a Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, y los sustituyó con
personas a las que consideraba sus incondicionales.
En los
dieciocho meses que duró su mandato, Huerta instauró un proyecto dictatorial.
“Controla
todo, él es el Presidente, él controla a las Cámaras (del Congreso),
fundamentalmente con el Poder Legislativo es implacable, que es el sector que
más lo critica”, detalló la historiadora.
Y fue
precisamente el senador Belisario Domínguez quien, en un discurso, apuntó que
todos los problemas por los que el país atravesaba eran “por el trato duro y
cruel que tenía Victoriano Huerta con respecto a la política”.
El 18 de
febrero de 1913, Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, y Victoriano Huerta
firmaron un documento para desconocer el gobierno de Francisco I. Madero, en
las instalaciones de la Embajada de Estados Unidos en México.
Dicho
acuerdo, además, le cedió la Presidencia provisional del país al entonces
general Huerta, para que Félix Díaz pudiera contender en las futuras
elecciones.
No
obstante, a pesar de haberse comprometido a convocar a elecciones, Huerta no lo
hizo, y mandó asesinar a sus opositores. Tal es el caso de Belisario Domínguez,
a quien le cortaron la lengua y se la mandaron como trofeo a Victoriano Huerta.
A pesar
que fue el gobierno estadunidense el que ayudó a Victoriano Huerta a
rebelarse contra el gobierno de Madero, en sus últimos años todo cambió.
El error
de Huerta radicó en decidirse por en favor de los británicos y no del gobierno
de Estados Unidos para otorgar concesiones petroleras. De esta forma, el
presidente de esta última nación, Woodrow Wilson, declinó en favor de los
revolucionarios constitucionalistas, encabezados por Venustiano Carranza.
Tras la
famosa Toma de Zacatecas, a manos del ejército de Francisco Villa, Huerta
entregó su renuncia y se exilió. Los alemanes le extendieron su ayuda para
regresar a México, a cambio de declararles la guerra a los norteamericanos.
Así
decidió ir de Cádiz, España, a Nueva York, EU. Sin embargo, fue detenido,
acusado de conspirar a favor de Alemania violando la neutralidad. Tiempo
después fue recluido en la cárcel militar de Fort Bliss, donde falleció este
día, 13 de enero, pero de 1916.
Por su parte, el movimiento suriano vió clarísima la situación y de ella
derivó su actitud. La Revolución no era culpable de la ocupación del puerto de
Veracruz. Era imposible unirse a Huerta, porque el hecho, en lo social,
pospondría la solución del hondo problema de la tierra; en lo político, sería
fortalecer al usurpador, a quien tanto y con tan justos motivos se había
combatido; si al iniciar su régimen no se habían aceptado sus proposiciones
menos debían aceptarse ahora, cuando se desmoronaba como consecuencia de los
esfuerzos de todos los revolucionarios. En el aspecto internacional, un
entendimiento con Huerta equivaldría a reducir al movimiento suriano a un
denominador común con el huertismo, y con ello se daría un sesgo peligroso a al
situación.
Era muy lamentable la acción del gobierno americano;
pero resultaba limitada. Si había expresado sus intenciones, el problema tenía
la solución de hacer salir a las fuerzas extranjeras por los medios que su
propio gobierno había señalado desde un principio. Esa solución eliminaba la
necesidad de una acción armada; emprenderla, podía ser motivo o pretexto para
la guerra internacional,deseaban, según lo declarado oficialmente, ni el gobierno ni el pueblo de
los Estados Unidos.
El movimiento suriano no tenía agentes cerca del gobierno americano, y
por ello no pudo hacer representación alguna; pero le quedaba el recurso de
avivar la lucha, de apresurar los acontecimientos internos, para que el derrumbamiento
del usurpador resolviera la situación.
La preocupación de Huerta había sido, y era, la de prolongar, cuanto más
pudiese, los días de su administración. Fecundo en recursos, si fallaba uno
apelaba a otro; pero la realidad había llegado a serle de tal modo difícil que
las tentativas se convertían rápidamente en fracasos, que se reflejaban
sensiblemente en las condiciones económicas de su gobierno y podían determinar,
en su momento crítico, la actitud del Ejército Federal, en cuya lealtad se había
apoyado.
Con la presencia de las fuerzas americanas y sin ella, Huerta no podía
seguir sosteniéndose en el poder. Se habían frustrado sus planes para
desarticular a la Revolución, que ahora tenía, con la situación internacional,
un motivo más para combatirlo sin descanso.
El usurpador se vió imposibilitado para devolver al presidente Wilson el
golpe al estado; no pudo presentar el espectáculo de que los mexicanos,
convirtiéndolo en caudillo nacional, ofrecieran un solo frente. El huertismo
había calificado de patriótica la continuación de la lucha; pero la
continuación era un fenómeno que invitaba a examinar las causas. Cuando se
conocieran, quedaría justificada la actitud de la Revolución; los tímidos se
definirían, los simpatizadores se mostrarían francamente y los partidarios se
pregonarían. Las deserciones comenzarían simultáneamente en el huertismo, tanto
más numerosas cuanto más fuera del dominio público que las fuerzas americanas
prolongarían su estancia en el país por todo el tiempo que Huerta estuviese en
el poder.
Pronto. iba a saberse que no habría guerra con los Estados Unidos y,
consiguientemente, que la agitación realizada había tenido fines bien distintos
a la defensa de la integridad y decoro nacionales. Se conocería cuál estaba
siendo el destino de los voluntarios que generosamente se habían ofrecido a
combatir por su patria, pero que se les estaba enviando a combatir a la
Revolución.
En el sur se supo que los delegados del usurpador presentaron en las
conferencias de Nlagara Falls la proposición de constituir en México un
gobierno integrado por elementos del huertismo y de la Revolución. Fue una
proposición capciosa, inspirada en el deseo de que se repitiera el fenómeno de
los tratados de Ciudad Juárez, para que un émulo de don Francisco León de la
Barra asumiese la Presidencia. Un gobierno de coalición sólo hubiera servido
para que el agonizante huertismo tomara posiciones dentro del nuevo orden de
cosas y obstruccionara la acción revolucionaria. Sea por lo absurdo de la
proposición o, mejor, porque la junta de Niagara Falls no estaba capacitada
para abordar un asunto del orden interno de México, tuvo que desecharse lo
propuesto.
Mientras tanto, la Revolución prosiguió su marcha, y siendo ya imposible
contenerla, Victoriano Huerta se vió en el caso de presentar su renuncia ante
el Congreso de la Unión, tan espurio como el usurpador. Pero todavía tomó una
de sus actitudes características, pues sabiendo que el texto de su dimisión se
daría a conocer a todo el mundo, aprovechó la oportunidad para volcar su encono
contra el Presidente de los Estados Unidos, al que señaló como protector del
movimiento revolucionario. Mas para que se viera que su caída no quedaba
impune, con su fanfarronería acostumbrada aseguró que había logrado acabar con
el Partido Demócrata de
los Estados Unidos, que había llevado a Mr. Woodrow Wilson a la Presidencia de
aquel país.
Merece una explicación el incidente de Tampico, al que Huerta alude en su
renuncia. El 10 de abril, soldados de la marina de los Estados Unidos pertenecientes
al acorazado Dolphin desembarcaron
armados en el puerto. El comandante huertista de la plaza mandó que los
arrestaran, a petición del almirante Mayo, quien mandaba la escuadra
norteamericana que estaba frente a Tampico. El Presidente Wilson pidió satisfacción
por la ofensa: la bandera norteamericana se izaría en un edificio de Tampico y
se le haría un saludo de veintiún cañonazos. Huerta estuvo conforme en que se
hiciera el saludo; pero pidió que en reciprocidad se procediera en igual forma
con la bandera mexicana. El Presidente Wilson ,no accedió, porque el acto podía
tomarse como un reconocimiento a la autoridad del usurpador, a quien dio
cuarenta y ocho horas para tributar los honores a la insignia americana.
La
dictadura huertista.
Victoriano Huerta es conocido como
“usurpador” por traicionar a Francisco I. Madero, quien lo había puesto al
frente del Ejército mexicano.
•Huerta derrocó a Madero de la
Presidencia y se autonombró jefe del Ejecutivo.
•Durante su mandato, que duró 18
meses, Victoriano Huerta limitó la libertad de expresión y el ejercicio de la
democracia.
•Para enfrentar a sus opositores,
disolvió las Cámaras de Senadores y Diputados, encarceló a casi •Huerta también prescindió de Félix Díaz, quien fue uno de sus aliados para
desconocer la Presidencia de Francisco I. Madero, y no cumplió con su
compromiso de convocar a elecciones.
Plan de Guadalupe
El 20 de febrero de 1913, el General Victoriano
Huerta envió un telegrama a cada gobernador del país para notificar que el
Senado de la República le autorizó asumir el Poder Ejecutivoel 19 de
febrero de 1913 el XXII Congreso Constitucional del Estado libre, soberano e
independiente de Coahuila, por medio del Decreto 1421, desconoció el gobierno
del General Huerta y le concedió al Gobernador Venustiano Carranza las
facultades para conformar un ejército que restituyera el orden Constitucional. En
La Hacienda de Guadalupe, se reunieron 70 jefes y oficiales constitucionalistas
representantes de todo el país, deseosos de continuar la Revolución y lograr
cambios en lo político, económico y social. El plan de Guadalupe se redactó y
firmó el 26 de marzo de 1913 en la Hacienda de Guadalupe y se promulgó en Eagle
Pass, E.U. el 31 de marzo de 1913. Los jefes y oficiales que
participaron en su elaboración discutieron y aprobaron un plan legalista, que
sólo buscaba restablecer el orden constitucional, fue un documento
austero y un llamado patriótico a todas las clases sociales. El plan consta de
siete breves artículos:
1.
Se desconoce al General Victoriano Huerta como Presidente de la
República.
2.
Se desconoce también a los Poderes Legislativo y Judicial de la
Federación.
3.
Se desconoce a los Gobiernos de los Estados que aún reconozcan a
los Poderes Federales que forman la actual Administración, treinta días después
de la publicación de este Plan.
4.
Para la organización del Ejército encargado de hacer cumplir
nuestros propósitos, nombramos como Primer Jefe del Ejército que se denominará
“Constitucionalista”, al ciudadano Venustiano Carranza, Gobernador del Estado
de Coahuila.
5.
Al ocupar el Ejército Constitucionalista la ciudad de México, se
encargará interinamente del Poder Ejecutivo el ciudadano Venustiano Carranza,
Primer Jefe del Ejército, o quien lo hubiere substituido en el mando.
6.
El Presidente interino de la República convocará a elecciones
generales tan luego como se haya consolidado la paz, entregando el Poder al
ciudadano que hubiere sido electo.
7.
El ciudadano que funja como Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista en los Estados cuyos gobiernos hubieren reconocido al de
Huerta, asumirá el cargo de Gobernador Provisional y convocará a elecciones
locales, después de que hayan tomado posesión de sus cargos los ciudadanos que
hubieren sido electos para desempeñar los altos Poderes de la Federación, como
lo previene la base anterior.
los artículos antes mencionados, Venustiano
Carranza como Primer Jefe, ocuparía interinamente el Poder Ejecutivo, una
vez que dicho Ejército Constitucionalista entrara a la Ciudad de México,
e indicaban que el ciudadano que fungiera como primer jefe en los estados cuyos
gobiernos hubieran reconocido al de Huerta Para
organizar el Ejército constitucionalista Carranza emitió nombramientos y
órdenes destacando el decreto del 4 de julio de 1913 en el Cuartel General de
Monclova, en el que ordenó la creación de siete cuerpos de Ejército. El Plan de
Guadalupe cumplió su propósito tal como fue diseñado, fue un plan político de
acción, muy pragmático, con él se logró unir nuevamente a las fuerzas
maderistas y organizarlas en un ejército; consiguió que Estados Unidos no
reconociera al gobierno de Huerta.
MOVIMIENTO CONSTITUCIONALISTA.
El movimiento constitucionalista fue la segunda etapa (1913-1917) de la Revolución mexicana, dirigida porVenustiano Carranza y Álvaro Obregón, entre otros. La revolución constitucionalista surge como rechazo a la usurpación de Victoriano Huerta, que coludido con la embajada estadounidense en México, derrocó y asesinó al presidente Francisco I. Madero, en febrero de 1913.
Poco después surgen las diferencias entre los revolucionarios, que se dividen en dos bandos: Emiliano Zapata y Francisco Villa (quienes apoyan al gobierno emanado de la Convención de Aguascalientes) y, Obregón y Carranza. Luego de dos años de lucha, Villa y Zapata son vencidos y Carranza puede afianzar su gobierno.
Finalmente, la última fase de la revolución constitucionalista coincide con el Congreso Constituyente de 1916, que reformará la constitución para incluir las demandas revolucionarias.
Con Victoriano Huerta electo como presidente se opusieron muchas personas y gobernadores de otros estados como el de Coahuila quien era Venustiano Carranza, quien no solo se opuso, desconocio a Victoriano y se levanto en armas contra él a su ejercito se le llamo Constitucionalista junto con otros jefes militares, en lo largo y extenso del pais la guerra empezo en 1913. Despues de un año el movimiento constitucionalista triunfo y en agosto de 1914 Huerta dejo el pais ,Carranza entro en la Cd. De México pero no todos los revolucionarios estaban seguros de querer a carranza como primer jefe como se hizo llamar el mismo la revolución quedo convertida entre dos bandos irreconciliables carrancistas contra villistas y zapatistas al principio parecio que Zapata y Villa triunfarian, pero carranza y su principal general Alvaro Obregon pudieron derrocarlos por su talento militar y porque el nacionalismo y el apego a la ley era el valor mas importante para ellos.
En abril de 1915 quedaron en el poder,en 1916 se intento reformar la Constitucion de 1857 de Benito Juárez y se termino por redactar una nueva.
LA ETAPA CONSTITUCIONALISTA
En febrero de 1913, en la capital del país ocurrieron los hechos conocidos como la Decena trágica, que culminaron con el asesinato de Francisco I. Madero (la noche del 22 al 23 de febrero) y la usurpación de la presidencia por Victoriano Huerta. El día 23 se supo en Mazatlán la noticia de la muerte del presidente, y la primera reacción fue una concentración popular espontánea que vitoreó a Maderoy repudió a Huerta. Sólo el antiguo maderista Genaro M. Velázquez intentó en vano organizar un movimiento de resistencia en contra del gobierno espurio. La mayor parte de los gobernadores de los estados aceptaron al gobierno surgido del cuartelazo. Felipe Riveros comunicó a Victoriano Huerta la adhesión de su gobierno, con fecha 27 de febrero; no obstante, Huerta lo hizo aprehender y nombró gobernador al general José L. Legorreta. Riveros fue llevado a México y procesado por sedición, pero fue absuelto y liberado; luego huyó y se unió a los rebeldes sinaloenses en abril del mismo año. Manuel Bonilla también fue aprehendido, pero aceptó servir al régimen como senador por Sinaloa. A pesar de las defecciones que sufrió el grupo maderista de Sinaloa, entre marzo y junio de 1913 surgieron pequeños grupos de insurrectos en diversos puntos del estado: el coronel José María R. Cabanillas, en Tamazula, el mayor Macario Gaxiola en Los Mochis, el coronel José María Ochoa en Ahome y Juan Carrasco en el sur del estado. Sin embargo, los rebeldes carecían de elementos para la guerra y de un líder que coordinara los esfuerzos, por lo que parecía imposible que pudieran vencer a las considerables fuerzas de que disponía el general Legorreta.
El movimiento de resistencia en contra de Victoriano Huerta había surgido en Coahuila, Chihuahua y Sonora, y empezó a unificarse alrededor de Venustiano Carranza, el Plan de Guadalupe (26 de marzo de 1913) y el Acta de Monclova, del día 18 de abril del mismo año. Éste fue el origen del ejército constitucionalista, al cual se sumaron los rebeldes sinaloenses. El general Ramón F. Iturbe estaba en California cuando ocurrieron los sucesos que acabamos de narrar, por lo que decidió volver al país. En junio de 1913 llegó a Sonora y se puso a las órdenes del jefe constitucionalista, el general Álvaro Obregón, quien le encomendó un grupo de 80 hombres con las instrucciones de operar en Sinaloa. Con la presencia de Iturbe empezó a organizarse el constitucionalismo en nuestro estado, bajo el mando militar de este jefe y con Felipe Riveros como cabeza política, pues a pesar de su defección era reconocido como el gobernador de la entidad.
Iturbe estableció su centro de operaciones en San Blas, la estación de enlace del Ferrocarril Sudpacífico con el Kansas City Mexico and Oriente, en el norte de la entidad, desde donde dirigió algunas exitosas ofensivas contra el ejército federal, como en Topolobampo (28 de agosto de 1913), Cerro del Sufragio (30 de agosto), Mocorito y Los Mochis (24 de septiembre) y villa de Sinaloa (4 de octubre). Los más destacados militares fueron el propio Iturbe, el mayor Macario Gaxiola, el teniente coronel Manuel Mezta y el coronel Benjamín Hill. Los revolucionarios estaban aún lejos de vencer al ejército federal que operaba en Sinaloa.
En septiembre de 1913, Venustiano Carranza, primer jefe del ejército constitucionalista, pasó por el norte del estado en su viaje hacia Sonora. El día 12 llegó a Chinobampo, después de atravesar la sierra tarahumara, bajó a El Fuerte el día 14, y luego a San Blas, el día 17, donde abordó el ferrocarril que lo condujo a Hermosillo para tratar con los caudillos sonorenses la consolidación del movimiento constitucionalista.
El general Álvaro Obregón, uno de los iniciadores de la rebelión en Sonora, había conducido una brillante campaña militar, en lo que el ejército del noroeste —que era una de las fracciones del ejército constitucionalista— había derrotado en toda la línea al ejército huertista; sólo la plaza de Guaymas quedaba en poder de los federales y estaba sitiada por los revolucionarios. En noviembre de 1913 Obregón y su hueste entraron en territorio de Sinaloa y los revolucionarios sinaloenses se sumaron a este cuerpo militar, del que Ramón F. Iturbe fue segundo jefe. Obregón estableció su cuartel general en El Palmito, desde donde dirigió las operaciones contra Culiacán entre el 9 y el 14 de noviembre. El coronel federal Miguel Rodríguez defendía la plaza con 2 000 hombres de tropa y artillería, pero el día 14 abandonó su posición por no poder resistir el empuje de los revolucionarios.
Desalojadas de la capital del estado, las fuerzas federales se concentraron en Mazatlán. Obregón dispuso el sitio del puerto y prosiguió su marcha hacia la ciudad de México. Al año siguiente triunfó el movimiento constitucionalista y Victoriano Huerta huyó del país (14 de julio de 1914). Las fuerzas federales que ocupaban Mazatlán resistieron hasta el 9 de agosto cuando, por mar, evacuaron la plaza. El mismo día el coronel Ángel Flores ocupó el puerto y el estado de Sinaloa quedó bajo el control de los constitucionalistas. Seis días después el ejército vencedor entró en la ciudad de México; en sus filas militaban destacados sinaloenses como Juan M. Banderas, Rafael Buelna, Salvador Alvarado, Francisco R. Serrano, Benjamín Hill, Ramón F. Iturbe, Ángel Flores y muchos soldados reclutados de entre los campesinos y obreros de Sinaloa.